Azores 2ª parte «San Miguel»

Publicado: diciembre 1, 2020 en Viajes

Han pasado más de quince meses desde que hice mi viaje a las Azores, unos meses durante los cuales todo ha cambiado y los viajes han pasado a ser un deseo más que una realidad, finalmente he tenido que echar mano de mis notas para recordar y poder escribir mi segunda y última entrega, San Miguel la isla de mayor superficie  conocida como Isla Verde en honor al color que predomina en toda su extensión debido principalmente  a sus numerosas praderas por donde pastan las famosas vacas azorianas, una isla donde la mayoría de sus habitantes viven de la agricultura, la ganadería, la pesca y donde el turismo aun es sostenible, a pesar de tener un origen volcánico, la vegetación es diversa y de clima subtropical húmedo, con numerosos atractivos, extensos lagos naturales en el interior de calderas, volcanes dormidos, llamativas fumarolas, deliciosas aguas termales, cascadas o plantaciones de té «Cha», son algunos de los paisajes que pudimos ver durante los cuatro días que estuvimos en esta isla.Nos despedimos de Terceira y en poco menos de una hora ya estábamos en  la Isla de San Miguel. Como luego pudimos comprobar,el principal atractivo de esta isla es su naturaleza,aun así,dedicamos un tiempo a conocer su capital.Llegamos pronto  a Ponta Delgada, unas nubes negras nos recibieron, que unido al color peculiar de la ciudad, de casas blancas decoradas con piedra volcánica negra, le daban cierto aire «tétrico» ,no en vano esos colores son  el sello de identidad de la ciudad,aun así,  encontramos rincones con encano y algunos con ese aire decadente que tanto me gusta.

Las Portas da Cidade,en el centro de la ciudad,construidas en el s XVIII  al lado del antiguo muelle.  ahora paseo marítimo, son un excelente lugar para empezar a pasear, cerca de ellas se encuentran lugares interesantes.Detrás de las Puertas da Cidade, la Iglesia de San Sebastián, con una bonita fachada de estilo manuelina.A tan solo unos pasos encontramos el Ayuntamiento, presidido por la figura de San Miguel Arcangel, patrón de la isla.Bastante cerca  encontramos otro edificio con una fachada impresionante, el antiguo Convento de Santo André que data del s XVI y desde 1930 Museo Carlos Machado, uno  de los más importantes de las Azores.En nuestro recorrido, llegamos al Campo de San Francisco, una plaza que alberga numerosos puntos de interés entre los que se encuentra la Iglesia de San José, el Convento de Nª.Sra. de la Esperanza o la Iglesia del Cristo de los Milagros, no es que yo sea muy religioso, más bien todo lo contrario, pero siempre me ha atraído el aspecto cultural de todas las religiones, la verdad es que Ponta Delgada está repleta de iglesias, conventos y pequeñas ermitas, estas son solo algunas de las que vimos en nuestros paseos por la ciudad.Recorrimos parte de los tres kilómetros de un paseo marítimo que  bordea el centro de la ciudad, dejando a un lado los típicos barcos pesqueros y del otro sus singulares edificios con sus típicos colores, blancos y negros, prácticamente al principio, entre otros lugares, te encuentras con el Fuerte de Sao Brás, un puesto de vigilancia que tuvo gran relevancia como defensa ante piratas y corsarios.Entre el paseo y la plaza está el  Monumento al Emigrante ,más adelante, a mitad del paseo está el puerto, donde se pueden contratar las famosas excursiones que salen para el avistamiento de ballenas y delfines.Los días siguientes nos esperaba disfrutar del gran atractivo de esta isla, su «naturaleza», Empezamos con una excursión por el oeste de la isla, que no pudo salir mejor, el conductor Nuno, una persona que no nos hizo el típico recorrido y que durante todo el viaje nos estuvo contado historias y animando con numerosas anécdotas y Gloria  e Ismael una pareja de portugueses de Braga que habían emigrado a Stutgart y que ya nos acompañarían durante todo el viaje.Empezamos nuestro trayecto tomando la carretera que va desde Ponta Delgada a Sete Cidades, recorrer el interior de São Miguel implica ir dejando a izquierda y derecha prados y mas prados en los que las vacas pastan ajenas a cualquier visitante, no en vano la ganadería es uno de los grandes pilares de la economía de esta isla, hay miles de vacas, así como varias fábricas donde preparar derivados de la leche como yogures, mantequilla o simplemente su carne.Llegamos  al Miradouro do Pico do Carvão y  a pesar de estar un poco nublado aún pudimos disfrutar de unas esplendidas  vistas  con el  verde como color dominante. San Miguel  no es una isla de grandes montañas o picos, de hecho, el punto más elevado mide poco mas de mil metros ,el Pico da Vara, pero tiene numerosos «miradouros» donde parar tranquilamente y contemplar naturaleza en estado puro.Por la misma carretera que va hacia  Lagoa do Canario,antes de llegar, a la derecha, junto a la carretera te topas con un impresionante acueducto cubierto de musgo, conocido como el Muro das Nove Janelas,(Acueducto do Cãrvao) que se usaba para llevar agua a Ponta Delgada.Seguimos hasta el Lagoa do Canario, 1 de los 12 lagos más importantes de São Miguel. Se encuentra rodeado totalmente de cientos, quizás miles de ejemplares de pinos de Norfolk que actúan como barrera visual hacia otros lagos o volcanes .

Desde allí, salen unas cuantas rutas de senderismo, nosotros cogimos un sendero que te lleva a uno de los miradores más bonitos de Sao Miguel, el Miradouro da Boca do Inferno. Caminar por el estrecho sendero que conduce al mirador es toda una experiencia en sí pues éste se pierde en el horizonte fundiéndose con el mar.Desde este impresionante balcón se observa el interior de la caldera y el pequeño pueblo de Sete Cidades pero lo primero que ves es el  Lagoa de Santiago (a la izquierda de la imagen).Continuamos nuestro camino y nos dirigimos a otro mirador, quizás uno de los más importantes de San Miguel, el Miradouro Vista do Rei, donde pudimos disfrutar de unas vistas espectaculares pues se divisa perfectamente  tanto la aldea de Sete Cidades como ambos lagos, el Lagoa Azul y Lagoa Verde.Después de un buen rato disfrutando de las vistas y la naturaleza, continuamos nuestro camino hacia Sete Cidades no sin antes escuchar una de las muchas historias que nos contó Nuno, «Cuenta la leyenda que se formaron por las lágrimas de los ojos de un pastor con ojos azules y de una princesa de ojos verdes cuyo amor era imposible».Cuando desciendes a Sete Cidades no eres consciente de que realmente estas dentro de un crater, es impresionante, el pueblo es muy pequeño y con poco atractivo turístico, excepto la Iglesia de San Nicolás, que estaba al lado de donde queríamos comer, la iglesia estaba al final de un pequeño paseo engalanado de banderas y bordeado a los lados por arboles de gran tamaño con infinidad de hortensias en sus bases.Después de comer, dimos un pequeño paseo por los alrededores, cruzando el Puente Dos Regos que es el que separa los dos lagos.Aparcamos el coche al lado del lago y paseamos por las lagunas, había gente tomando el Sol, haciendo kayak, y paseando, resumiendo un paseo por Lagoa Azul idílico.

Después de disfrutar de los grandes protagonistas del norte de la isla, sus lagos, crateres y toda la naturaleza que los envolvía, abandonamos el interior y nos dirigimos hacia la costa oeste, esta zona merece una visita, especialmente por sus privilegiadas vistas, nos acercamos a la Playa de Mosteiros, una pequeña playa de arena volcánica y de agua templada transparente y con sus piscinas naturales, todo ello  en un entorno natural magnífico.Las rocas de Mosteiros presidiendo el horizonte, son un conjunto de cuatro grandes rocas, son los restos de un volcán submarino que alguna vez fue imponente, actualmente está en gran parte desmantelado por la erosión marina.En São Miguel  hay cantidad de miradores, a diferencia de los del interior, en la costa inicialmente eran utilizados para el avistamiento de cetáceos, hoy son reclamos turísticos desde donde ver paisajes únicos.Después de Mosteiros ya de regreso a Ponta Delgada aun paramos en algunos de ellos, el mirador Ponta do Escalvado con vistas a la costa oeste y al pueblo de Mosteiros hacia el norte,un lugar donde admirar parte de la bonita costa de esa zona de la isla.El mirador de Ferraria desde dónde se contempla el Faro de Ponta do Ferraria.Siguiendo por esta carretera de la costa aun pudimos ver algunas piscinas naturales más,por supuesto todas ellas gratuitas.Terminamos el día tomándonos unas copas  en el puerto con Gloria  e Ismael nuestros nuevos amigos portugueses.Tercer día en San Miguel, con destino final las furnas y su famoso cocido,salimos temprano e hicimos nuestra primera parada a apenas 7 km,en el Forte de San Caetano, una construcción del siglo XVII utilizada para defensa de la costa, junto al fuerte, vimos unas curiosas esculturas de piedra en forma de T mirando al océano.Ya en el norte de la isla, la Playa de Santa Bárbara, una de las más bonitas de las Azores, paraíso de todos los aficionados  de los deportes acuáticos, su  excelente ubicación  hace que los vientos favorezcan  la formación de espectaculares olas, perfectas  para todos los amantes del surf.Esta parte de la costa está llena de estupendas playas y miradores con vistas espectaculares, a unos 6 Km.se encuentra el Mirador de Santa Iria, otro de los más impresionantes de la isla,donde se puede ver  la costa norte Atlántica y las extensas plantaciones de «Cha».La isla de San Miguel cuenta, en su costa norte, con las dos únicas plantaciones de té de Europa para fines industriales. Nosotros elegimos la Fábrica de Té de Porto Formoso,la entrada a la fábrica se hace por un pequeño pasillo rodeado de vegetación donde además de la producción de té se puede disfrutar de un pequeño museo en el que se ofrecen visitas guiadas, la visita acaba en un bonito salón donde se ha reproducido una cocina típica de San Miguel y te invitan a tomar alguno de sus Tés.Desde su terraza, disfrutamos  de unas vistas magníficas de las plantaciones de té, el pueblo de Porto Formoso y por supuesto hortensias.De camino a Furnas paramos en el Mirador de Pico do Ferro que ofrece unas vistas inigualables del Valle, el pueblo y su laguna, un espacio natural de una vegetación exuberante, y de una flora espectacular y donde empezamos a ver ya  las primeras fumarolas.

Hicimos un pequeño recorrido por el pequeño pueblo de  Furnas que era donde íbamos a comernos el famoso cocido, una zona donde su principal atractivo son sus fumarolas. Se trata de charcas de agua hirviendo, debido a la actividad volcánica del subsuelo. Éstas emanan un vapor con olor a azufre, muy característico en este tipo de aguas termales.

Cada restaurante tiene su hoyo donde con su propio calor preparan su famoso cocido,para ello, entierran las ollas con los ingredientes en agujeros en el suelo y los dejan ahí varias horas hasta que la comida está lista para servir. Alrededor de las 12 del mediodía, los trabajadores aparecen de nuevo para desenterrar y retirar las cacerolas. El cocido de Furnas es a base de carne de cerdo, pollo, verduras, arroz y chorizo.Después de comernos el espectacular cocido, antes de volver a Ponta Delgada,dimos una última  vuelta por la orilla del lago para disfrutar de la naturaleza de esta  maravillosa isla que bien tiene ganado el apelativo de «Isla Verde»Nos despedimos de ella de la misma forma que nos despedimos en Terceira, con un concierto de Jazz en la plaza del ayuntamiento.Un post algo extenso, quizás por el hecho de que haya sido un viaje donde he descubierto las Islas Azores, unas islas fantásticas, de un color y naturaleza impresionante, un destino que nunca imagine que me pudiera gustar tanto y que por cierto recomiendo.Actualizo la estadística del mentiroso, no sin algún contratiempo en su confección, pero como diría aquel, «los últimos serán los primeros» sobre todo si el hermano bibliotecario sigue llevando orujo del «Tío Vicente».

comentarios
  1. Enric el belga dice:

    Un paraíso las Azores. Como tú bien dices, nunca lo hubiera imaginado. Mi lista de viajes pendientes no hace más que aumentar. Un abrazo.

  2. prince dice:

    Menuda jartá de fotos, ya se porqué te costaba tanto actualizarlo, jeje. Muchas y muy buenas y alguna con photoshop

  3. Paco dice:

    Vicente, como se nota que tienes ahora más tiempo
    Disfruta y sigue contándonos tus viajes.
    A ver cuando te pasas por aquí y nos tomamos un café

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