Cantabria, crónica de un viaje 2ª Parte (La costa)

Pasamos de los valles a la  la costa ,empezando por San Vicente de la Barquera, ¡que cambio!, nuestro primer contacto con el cantábrico en este viaje me gustó, el puerto en el centro del pueblo con los típicos barcos de colores, lo primero con lo que nos encontramos fue su puente de 32 arcos ,»El puente de la Maza», que atraviesa una marisma dejando a ambos lados numerosos pesqueros, caminamos por las empinadas cuestas de su centro histórico medieval, buscamos la Iglesia de Santa María de los Ángeles situada en un alto que domina todo el pueblo, uno de los mejores ejemplos del gótico en Cantabria pero estaba cerrada, por la noche, quedamos para cenar con Jana, una amiga del trabajo y su pareja Vicent, que estaban en Vispieres, este año parece que todo el mundo ha ido a Cantabria.

A diez kilómetros de  San Vicente siguiendo la costa llegamos a Comillas, realmente otro pueblo más con encanto, en realidad Cantabria está llena de pueblos encantadores de los que  no sabría decir cual me gusto más, fuimos principalmente atraídos por las referencias a Gaudí que habíamos leído. Nada más llegar ya te encuentras con un edificio impresionante, La universidad pontificia, después la casa del Marqués de Comillas y finalmente el “Capricho de Gaudí”, cuesta pensar que en un pueblo tan pequeño se encuentre uno estas muestras arquitectónicas, un poco caro me pareció la entrada al “Capricho”, 5 Euros, pero entramos, al igual que en Santillana nos encontramos con mareas de turistas (como nosotros).

  

 

Mientras preparábamos el viaje, leímos que había unos bosque de secuoyas en Cabezón de la Sal, un bosque de 2,5 hectáreas plantadas en 1940,su historia nos la contó mas tarde un lugareño que nos encontramos por allí, recordamos nuestra visita a los Muir Woods en el 2008 durante nuestro viaje a EEUU , así que de camino a Santillana paramamos y nos dimos un paseo por el bosque, nada que ver con las de los Muir Woods, pero de una altura interesante y una visita recomendable.

        

De allí nos dirigimos a Santillana del Mar, quizás a juicio de muchos, uno de los pueblos más bonitos de España, Santillana del Mar, un pueblo  medieval, preparado para el turismo, calles empedradas y sus balcones llenos de flores, tiendas y mucha gente en esta época del año, ríos de gente agobiante para mi gusto. Este pueblo se puede ver en poco tiempo pues son apenas cuatro calles y su Colegiata, pero a mi no fue el que mas me ha gustado en este viaje. Eso si, tuvimos la oportunidad de tomarnos unos vasos de leche acompañados de unos sobaos pasiegos buenísimos por la mañana a una hora en la que todavía no había nadie.

Claro está que Santillana es algo mas…Altamira, una cavidad natural en la roca en la que se conserva uno de los ciclos pictóricos y artísticos más importantes de la Prehistoria, por razones obvias la cueva original no está abierta al público, solo algún viernes y visitas programadas, la entrada de la cueva original se encuentra a pocos metros de la Neo cueva.

Por eso visitamos la Neo cueva, una reproducción de la original que  te da una idea bastante cercana y que le hace a uno comprender la magnitud que supuso  este descubrimiento que tuvo lugar por  un cazador en 1868 y su posterior estudio por Marcelino Sanz de Sautuola. 

Seguimos con nuestra ruta y nos dirigimos a Suances, fue nuestra primera toma de contacto con los acantilados del Cantábrico, las vistas desde lo alto  eran impresionantes, con un mar de colores que no tiene que ver nada con nuestro Mediterráneo,a lo lejos empezamos a ver surfistas, así que nos dirigimos a la playa de los Locos que esta cerca del faro.

Una vez en Suances vale la pena desviarse un poco y acercarte a Liencres y concretamente al Parque Natural de las Dunas de Liencres, espacio natural protegido, con un conjunto de dunas  situado en la margen derecha de la desembocadura del río Pas. 

Santander, una ciudad de tamaño medio abierta al mar, gente muy bien arreglada y mucha gente mayor paseando,sin llegar a ser agobiante, por lo menos esto es lo percibí paseando por el famoso Paseo de Pereda, a un lado el muelle y al otro edificios de principio de siglo y en un extremo el «Mausoleo» de Botín, Centro Botín de las Artes y la Cultura que cuando este terminado será su obra  póstuma, en el otro extremo las esculturas de los niños raqueros,las playas del Sardinero y  la de  la Concha.

 

De Santander camino a Castro Urdiales (destino final del viaje a Cantabria),a 40 km se encuentra el Cabo de Ajo, realmente vale la pena desviarse a la altura de Hoznayo y visitar este cabo que es el más septentrional de la costa de Cantabria con una vistas impresionantes y andar tranquilamente por el faro situado en el extremo norte.

Cerca del faro,por un camino por el que solo se llega a pie, llegas a otro lugar impresionante La Orejada, unas oquedades generadas por la acción del mar que con las mareas altas y cuando la mar esta fuerte  producen ruidosos y vistosos «bufones», no fue el caso durante nuestra visita.

Si hay un pescado que me gusta, ese es la anchoa y por ese motivo la siguiente parada de nuestro viaje fue Santoña, con lo primero que nos encontramos fue con moderno paseo que combinaba el asfalto con una alameda central, pero el flash nos lo dio un impresionante monumento en memoria de «Carrero Blanco»(que me recordó un poco al valle de los caídos ),luego lo comprendimos, era hijo de la villa. Un vistoso puerto pesquero, durante el paseo pudimos ver viejas fabricas de famosas conservas cerradas, supongo que sustituidas por nuevas y modernas en el polígono. Una curiosidad, por lo menos para mí, comimos en un bar cerca del paseo, que por su aspecto no me hubiera imaginado que pudiéramos comer tan bien y a tan buen precio, pero lo curioso es que pedimos anchoas y salió el camarero con un plato y una lata sin abrir,» exquisitas».

 

Y para terminar nuestro viaje por Cantabria, Castro Urdiales, de los pueblos famosos de allí,uno  de los que mas me ha gustado,tiene el encanto de un pueblo marinero y pesquero además conserva un agradable casco viejo, con callejuelas con mucho ambiente y bares que invitan al tapeo (que es lo que mas nos gusta), ¡como no!, también es reconocido como «conjunto histórico». Cantabria tiene un gran patrimonio monumental que hemos ido viendo a lo largo del viaje y del que apenas he mencionado en estos posts, pero aprovecho para comentar sobre la  iglesia de Santa María, en Castro Urdiales considerada la mejor obra gótica de Cantabria (construida entre los siglos XIII y XV).

Quizás me haya quedado un post algo extenso, pero ha sido un viaje en el que hemos visto muchas cosas y a medida que iba escribiendo (de forma escalonada)iban surgiendo, después de ocho días en Cantabria aun estuvimos dos días en Bilbao, solo comentar que nos gustó mucho,(pongo unas cuantas fotos en Fliker), ya no os canso mas.
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